Las obras que Toña Gómez presenta en MECA Mediterráneo Centro Artístico en la exposición Ciclos recogen los enfoques y desarrollos expresivos diferentes, que a modo de viaje de ida y vuelta como artista, necesitaba y sigue necesitando explorar. En palabras del comisario, Fernando Barrionuevo, esta exposición contiene una mirada filosófica sobre el sentido universal de la naturaleza y las leyes que la rigen a través de conceptos taoístas. Donde la dualidad yin-yang, materia-energía, se muestra a través de sus contenidos simbólicos. Ciclos supone un recorrido por la percepción del lugar y el paisaje como espacio natural, contenida, de forma subjetiva, en la mente. Y como siempre ocurre con la obra de Toña Gómez las obras surgen de la curiosidad de ver allí donde la mirada no nos deja, abriendo la puerta de la imaginación, a existencias no visibles, manifestadas sólo al exterior a través de su cualidad física oculta.
“Cuando observamos la Naturaleza, ya sea ante una diminuta partícula o en su plenitud, se evidencia la gran obra de arte que es. Energía-materia, dependiente sólo de sus principios de decisión, dando sentido como ente único al orden establecido y cíclico de todo lo que compone el universo.
La dualidad entre energía y materia no se genera solo en el medio natural sino que vincula muy profundamente al artista con su hecho creativo y a su relación multidireccional entre la energía del artista que transmite a través de su obra con diferentes materias, sustentado visualmente por todo un mundo de estructuras, formas y colores. El objetivo final es generar sorpresa, emoción y sentimiento.
Esta realidad energética me sitúa en un plano de coherencia y cohesión con lo real, al tiempo que me libera de la vanidad que como seres vivos “superiores” nos otorgamos, sustituyéndola por otra de mayor respeto y responsabilidad.
¿Qué pretendo al acercarme al sentido natural sino buscar conocerme, aproximándome a lo que forma parte de lo que soy y pertenezco?.
La totalidad del mundo natural está interrelacionado, así como la forma en que se manifiesta cada fenómeno o elemento al exterior. De ahí el indagar en las redes de correspondencias intrínsecas en ellas, cuyo contenido se puede descifrar mediante claves analógicas, apareciendo para su lectura la forma simbólica de su cualidad o esencia.
Tejer construyendo relaciones me lleva a un proceso donde poder ir desvelando y aflorando los contenidos ocultos en su interior, abriendo un diálogo a la experimentación y comunicación.
Potenciar su valor como fuente de conocimiento es, en esencia, el eje y guía personal elegido creativamente; sensiblemente complejo para ser expresado en un lenguaje plástico, requiriendo para ello nuevas formas de mirar.
Abierto también a la reflexión e interpretación plástica desde la traslación y lenguaje de sus contenidos, donde poder reinventar los elementos iconográficos establecidos, en su mayoría, en función de una dramaturgia estética paisajística”.