Introducción del comisario Fernando Barrionuevo
En MECA Mediterráneo Centro Artístico hemos mantenido, desde nuestros inicios, un compromiso firme con la defensa de la libertad de pensamiento, la crítica a los sistemas normativos y la apertura hacia nuevas formas de interpretar el cuerpo, la identidad y el arte. Entendemos el arte contemporáneo como un lugar de confrontación y de escucha, donde lo personal se transforma en político, y donde lo estético también es una herramienta de resistencia.
La exposición Hipergénero. Ejercicios para extirpar la norma de Oihana Cordero, que presentamos en la sala MECA se enmarca precisamente en ese horizonte: un trabajo valiente y necesario que aborda la transformación del cuerpo no sólo desde la experiencia individual, sino como un gesto de desobediencia frente a las categorías impuestas. La muestra traza un recorrido visual y simbólico por cuerpos intervenidos, reconfigurados, expandidos más allá del género, dejando al descubierto cómo la materia corporal puede convertirse en campo de experimentación, crítica y supervivencia.
A través de una combinación de imagen, texto, memoria y gesto, la artista nos enfrenta a un relato no lineal, donde lo quirúrgico se entrelaza con lo poético y lo político, y donde lo normativo es puesto en cuestión para dar paso a un nuevo imaginario del cuerpo posible.
Texto de Oihana Cordero
Considero que el género de las personas bien podría ser una categoría en extinción. Un poco de gimnasia mental nos permitiría encontrar muchos modelos de semejanza y disparidad entre nuestros cuerpos, más allá de las formas genitales, los fenotipos y los estereotipos. El filósofo Michel Foucault en su libro Las palabras y las cosas (1966) cuestionaba cuáles son los métodos que usamos cuando queremos realizar una clasificación reflexionada. Se preguntaba qué parámetros nos permiten establecer mayor semejanza entre dos galgos –estando uno de ellos en cautiverio y el otro embalsamado– que entre un gato y un perro que corren en libertad.
Planteaba, ‹¿A partir de qué ʻtabla’, según qué espacio de identidades, de semejan- zas, de analogías, hemos tomado la costumbre de distribuir tantas cosas diferentes y parecidas?›.
Al igual que seríamos capaces de organizar una caja llena de objetos atendiendo a una diversidad de parámetros –¿por dureza, por color, por tamaño, por uso?–, bien podríamos categorizar nuestros cuerpos por la medida del pie o por la forma de las uñas, y organizar el mundo a partir de estas clasificaciones, tal como hacemos con el género o con la raza.
¿Carecería esto de sentido? Las clasificaciones que usamos para dividir el mundo son peligrosas, labradas y construidas durante siglos; son mutantes y adaptativas, fluyen con las economías, las geografías y los poderes políticos. Muy al contrario de extinguirse, el género de las personas es una categoría de plena actualidad, más problemática que nunca, en fricción constante. Es una clasificación reflexionada para organizar el mundo, una tabla que jerarquiza y produce un espacio de identidades en constante violencia. Entonces, ¿cómo podemos ubicarnos en ella? ¿cómo hacemos para resistir, para sobrevivir?
Este proyecto artístico parte de la experiencia vivida a lo largo de varios años de cirugías: unas estéticas, otras protésicas, alguna vital. Han sido ejercicios de extirpación y adhesión, de reorganización del cuerpo y la materia. Unas deseadas, otras obligadas, alguna negligente. Son una reescritura de los signos que conforman el género y todo aquello que tiene que ver con esta categoría: los genitales, las hormonas, los aparatos de reproducción, el torso, el abdomen, la sangre... Todo colapsado para conformar un hipergénero, es decir, un cuerpo que posibilita significaciones difusas al cambiar de contextos, que se reorganiza y genera confusiones en entornos donde se produce la sexualidad, las relaciones de género, la crianza. El filósofo Byung- Chul Han en su libro Hiperculturalidad. Cultura y globalización (2005) propone el término ‹hiperculturalidad› para designar la cultura actual, globalizada, mediada, derivada del capitalismo. En él, deja obsoletos los términos transculturalidad, multiculturalidad e interculturalidad. Del mismo modo, se propone aquí el término ‹hipergénero› como una posibilidad de colapsar las categorías mujer, hombre, trans, o no binarie. Un pastiche mediado de signos genéricos intervenidos también por la cirugía y el ejercicio corporal. Una forma de resistir la norma, de transformar las rigidez de la materia y la sustancia. Gimnasia mental, fisioterapia genital, yoga de resistencia, musculación de supervivencia.
Oihana Cordero
Doctorx en Historia y Artes, desarrolla su labor docente e investigadora en el Departamento de Escultura de la Universidad de Granada.
Ha publicado diversos artículos de investigación y expuesto tanto nacional como internacionalmente, en lugares como el CAC de Málaga, el Instituto Cervantes de Nueva York, la Bienal de Florencia en Italia, el Museo Provincial de Jaén, Teatro Escalante de Valencia, Museo del Traje de Madrid, Condes de Gabia en Granada, Museo CajaGranada de Andalucía en Granada, Universidad de la República en Montevideo, en Preview29 de Frankfurt, etc.
Ha recibido varios premios, como el accésit en la IV Convocatoria Bienal de Artes Visuales Pluri-Identitats (2025), el Premio Adquisición de Obra por la Diputación Provincial de Ciudad Real en la 80 Exposición Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas (2019), las Ayudas a la Producción Artística de la Universidad de Granada (2017), el Premio Arte y Enfermedades de la Universidad Politécnica de Valencia en (2014), el Primer Premio en Pintura y la Mención de Honor en Escultura en los Premios Alonso Cano de la Universidad de Granada (2012), Mención de Honor en Malagacrea del Ayuntamiento de Málaga (2012), Mención de Honor en la IX Convocatoria de las Becas Artes Visuales José Ma Vidal (2012).
LATENCIAS
Una exposición sobre la fuerza y el poder de lo invisible
Latencias es una exposición colectiva que explora la fuerza de lo invisible, abordando las latencias como un espacio conceptual donde energías, pensamientos y transformaciones ocurren de manera sutil pero poderosa. El concepto de latencia sugiere la presencia de algo que aún no se manifiesta, pero cuya existencia está implícita en el espacio y el tiempo. Es lo que permanece en suspensión, aguardando su activación, su emergencia o su integración en los planos físico, intelectual o emocional. En esta exposición, el arte contemporáneo no se presenta solo como manifestación visible, sino como un proceso que resuena más allá de la superficie, actuando en la tensión entre lo que se ve y lo que se intuye. Latencias invita a observar, sentir y reflexionar sobre aquello que nos rodea pero que escapa a la percepción inmediata. La obra, en este contexto, no es un objeto concluido, sino un campo de energía desplegado en el espacio expositivo que invita al espectador a activar su propia capacidad de descubrimiento.
ARTISTAS
Juan Morante, Francisco Uceda, Mar Garrido, Toña Gómez, Modhir Ahmed, Paco Lagares y Gerda Van Damme.
ENFOQUE CURATORIAL
Fernando Barrionuevo
Director y comisario de MECA Mediterráneo Centro Artístico
La exposición Latencias se estructura a partir de tres líneas curatoriales interconectadas que exploran distintas formas de relación entre lo visible y lo invisible. En primer lugar, la línea denominada "La materialización de lo invisible" reúne obras que emplean elementos efímeros como el aire, el sonido, la luz, el agua o el tiempo para hacer visible aquello que normalmente permanece oculto. Estas piezas se sitúan en los márgenes de la percepción, revelando lo frágil, lo imperceptible, lo mínimo. En este contexto, la materia no se impone, sino que se transforma en símbolo de lo intangible, presentándose como una vibración sutil o un destello fugaz que requiere atención. Las propuestas invitan al espectador a repensar el concepto de presencia y a abrirse a formas de percepción más intuitivas y sensibles. La segunda línea, "Energías que atraviesan el espacio", incluye instalaciones y/o esculturas concebidas para activar el espacio expositivo y alterar la percepción del entorno. Lejos de ser estáticas o conclusivas, estas obras dependen de la implicación del espectador para completar su sentido. Se trata de creaciones que generan entornos cargados de potencial, donde lo invisible se manifiesta como una energía latente, a punto de emerger. El visitante, en este caso, deja de ser un mero observador para convertirse en un cuerpo implicado, que transforma y es transformado por la obra. El espacio se convierte así en un campo vibrante de tensiones, memorias y fuerzas invisibles que se vuelven perceptibles a través de la experiencia. Por último, la tercera línea curatorial, "La percepción de lo no visto", agrupa obras que abordan lo invisible desde una perspectiva filosófica, poética o conceptual. A través de la abstracción, la ambigüedad o la evocación de lo efímero, estas piezas se presentan como detonantes del pensamiento. Lo que no se muestra explícitamente se convierte en el verdadero motor de la reflexión. En lugar de ofrecer un mensaje cerrado, estas imágenes funcionan como enigmas abiertos, como espejos oscuros que no reflejan certezas, sino que proyectan preguntas. Aquí, el arte no representa, sino que sugiere, provocando un desplazamiento en la mirada y en la conciencia del espectador. Estas tres líneas no se presentan como compartimentos estancos, sino como zonas de cruce y resonancia que conforman una experiencia común: una aproximación sensible a lo que no se ve, pero se siente; a lo que no se dice, pero actúa. Latencias no es una exposición sobre lo invisible, sino una experiencia con lo invisible. Es un territorio de energías suspendidas, de pensamientos en germinación, de formas aún no del todo definidas. Las obras no se presentan como certezas: vibran, laten, esperan. Y el espectador, al recorrerlas, se convierte en coautor de su activación. En definitiva, Latencias propone pensar el arte como umbral, como campo de tensión, como invitación a ver lo que aún no ha sido revelado.