Cuando observamos la Naturaleza, ya sea ante una diminuta partícula o en su plenitud, se evidencia la gran obra de arte que es. Energía-materia, dependiente sólo de sus principios de decisión; dando sentido como ente único al orden establecido y cíclico de todo lo que compone el universo.
Dualidad energía-materia no solo relativa al medio natural sino vinculada también al hecho en sí creativo y a la relación existente entre energía-artista, materia-obra. Sustentada visiblemente por todo un mundo de estructuras, formas y colores. Con la capacidad de sorprender, emocionar, sentir.
Vincular mi energía a la misma que da vida a la Naturaleza me sitúa en un plano de coherencia y cohesión con lo real, al tiempo que me libera de la vanidad que como seres vivos “superiores” nos otorgamos, sustituyéndola por otra de mayor respeto y responsabilidad.
Aprender de ella para entender; no pretendo cambiar ni sustituir, solo saber qué es y descubrir qué significados encierra, para poder expresarlo, comunicarlo.
¿Qué pretendo al acercarme al sentido natural sino buscar conocerme, aproximándome a lo que forma parte de lo que soy y pertenezco?.
La totalidad del mundo natural está interrelacionado, así como la forma en que se manifiesta cada fenómeno o elemento al exterior. De ahí el indagar en las redes de correspondencias intrínsecas en ellas, cuyo contenido se puede descifrar mediante claves analógicas, apareciendo para su lectura la forma simbólica de su cualidad o esencia.
Tejer construyendo relaciones me lleva a un proceso donde poder ir desvelando y aflorando los contenidos ocultos en su interior, abriendo un diálogo a la experimentación y comunicación.
Potenciar su valor como fuente de conocimiento es, en esencia, el eje y guía personal elegido creativamente; sensiblemente complejo para ser expresado en un lenguaje plástico, requiriendo para ello nuevas formas de mirar.
Abierto también a la reflexión e interpretación plástica desde la traslación y lenguaje de sus contenidos, donde poder reinventar los elementos iconográficos establecidos, en su mayoría, en función de una dramaturgia estética paisajística.
A través significa dar forma a un pensamiento, a una actitud. Es abrir, filtrar, transpirar lo experimentado, es una consecuencia de este proceso emprendido que ocupa gran parte de mi propia memoria pictórica. Es a partir de 2003, con cinco elementos, donde los vínculos sobre naturaleza y significados paralelos se hacen cada vez más latentes, ramificándose en los últimos años hasta llegar a la actualidad, constituyendo un conjunto de secuencias o series, identificadas en: cinco elementos, espacios en la memoria, microformas, metáforas, orden y caos.
En cuyas obras quedan recogidos los enfoques y desarrollos expresivos diferentes, que a modo de viaje de ida y vuelta como artista, necesitaba y sigo necesitando explorar.
cinco elementos-cinco movimientos, contiene una mirada filosófica sobre el sentido universal de la naturaleza y las leyes que la rigen a través de conceptos taoístas. Donde la dualidad yin-yang, materia-energía, se muestra a través de sus contenidos simbólicos, adquiriendo el color, el protagonismo de los elementos que la conforman: agua-azul, madera-verde, fuego-rojo, tierra-amarillo, metal-gris.
espacios en la memoria, supone un recorrido a la percepción del lugar y paisaje como espacio natural, contenida, de forma subjetiva, en la mente.
microformas, parte de la curiosidad por ver allí donde la mirada no nos deja, abriendo la puerta de la imaginación, a existencias no visibles, manifestadas sólo al exterior a través de su cualidad física oculta.
metáforas, como interpretación y traslación en forma de lenguaje intuitivo, sobre significados, semejanzas y referencias de correspondencia con el ser humano y la naturaleza.
orden y caos, basada en la reflexión sobre los límites de nuestro propio discurso emocional-cultural, en la influencia y condicionamientos semánticos, que a modo de prejuicio, alteran la forma de ver y entender la naturaleza.
Toña Gómez (abril 2012)